Somos creativos con conciencia social
A lo largo de la historia, hemos vivido crisis que han cambiado el rumbo de la humanidad, como por ejemplo La Revolución Francesa (1789), La Gran Depresión (1929), y este 2020 el maldito Coronavirus. Con un coste muy alto, eso sí, las hemos ido superando y en ello estamos, actualmente, luchando para ganar la última que se nos ha presentado. Pero esta última crisis está muy ligada a otra que hace más de medio siglo que estamos evitando y que tocó por primera vez la conciencia de la sociedad en los años 70, cuando un grupo de ecologistas se preguntaron cómo cambiar el mundo. Aquel sería el comienzo de una de las revoluciones medioambientales más grandes de todos lo tiempos.
Tomar acción, ¡qué grandes palabras!
La sostenibilidad, entendiéndose como el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones, nos está poniendo a todos delante de un espejo como individuos y como sociedad, y no la superaremos si no cultivamos nuestra Conciencia Social. La definición dice que “la Conciencia Social es cuando una persona que pertenece a una sociedad o comunidad, comprende el estado social en el que están viviendo las demás personas, y toma acción para poder ayudar a esos individuos y así fomentar un comportamiento admirable y leal hacia los demás.” Tomar acción, ¡qué grandes palabras! Precisamente eso, y siguiendo el ejemplo de los compañeros de GreenPeace, es lo que intenté hacer en 2006, creando un proyecto que tenía un propósito: ayudar a comunicar iniciativas sociales para construir un mundo mejor. Ese proyecto se llamó Tomando Conciencia y hoy en día, es el alma social de BAKERY.
Historias tan reales como increíbles
Desde entonces, hemos aprendido a inspirarnos en historias reales protagonizadas por personas increibles en diferentes latitudes como Sudáfrica, Méjico, Colombia y España. Esas historias las hemos transformado en documentales que nos han permitido tener un expertise y una sensibilidad que hemos trasladado a las marcas. Uno de nuestros primeros proyectos fue GIRA de Coca-Cola que presentamos en una première en su sede central y que transformamos en un proyecto transmedia dividido en 7 capítulos para TVE y cápsulas para sus redes sociales. Otro reto del que estamos muy orgullosos fue haber conseguido el récord guinness del bocadillo más largo y solidario de mundo, donde recomendamos colaborar con el Banco de Alimentos para difundir la campaña “La fam no fa vacances” en la que Idilia Foods donó 25 toneladas de alimentos.
Otra causa de la que también hemos formado parte ha sido la lucha contra el cáncer. Por eso, cuando Solán de Cabras y la AECC confiaron en nosotros para comunicar su acción social sobre los beneficios del bienestar emocional a través de personas reales, no nos lo pensamos ni un segundo. La última experiencia que quería compartir tiene como propósito tomar acción contra el cambio climático. Así fue cómo transformamos la Copa Davis en TOP10 por el mundo en un evento deportivo para concienciar a sociedad sobre la importancia del reciclaje. En esta acción, los madrileños canjearon entradas por botellas, y finalmente se reciclaron 90 toneladas de plásticos y vidrios gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Madrid, Ecoembes y Ecovidrio.
Crear y comunicar un mundo mejor
Pero todo esto no hubiera sido posible sin dos ingredientes esenciales. El primero, ser fieles a nuestro propósito social para crear y comunicar un mundo mejor. Creo que todos tenemos una gran responsabilidad a la hora de afrontar unos objetivos de desarrollo sostenible que marcarán el rumbo de nuestros negocios y nuestras vidas y, sobre todo, el destino nuestro planeta. Y por último, el segundo ingrediente que ha marcado nuestra fortuna ha sido tener el privilegio de contar con un equipo de creativos con conciencia social que siempre ha puesto su talento a disposición de la agencia para generar un impacto positivo y sostenible en la sociedad.
Imagen de portada: En el año 2010, durante el Mundial de fútbol, estábamos grabando el documental «From the Streets to the Fields» pero en un township de Cape Town (Sudáfrica), allí estaban ellos: Similo y su padre.