God bless the podcasts
No hará más de un par de años desde que empecé a escuchar mis primeros podcasts. Siempre he sido un gran oyente de radio pero me resistía a adentrarme en este formato. El buscador, las suscripciones, la infinita oferta… ¿Pero quién es esta gente? ¿Por dónde empezar? ¡Buff!, qué pereza.
Dos años después, la biblioteca de podcasts suscritos es uno de los apartados más importantes de mi teléfono (y por extensión, ¿de mi vida?). Los referentes a los que eres fiel, las novedades a las que das una oportunidad, los temáticos que te guardas para momentos especiales, el cosquilleo de las actualizaciones cuando estás a punto de salir a correr y seleccionas la compañía… Creatividad, management, innovación, deporte, música, finanzas, meditación, mindfulness: aquí todo cabe.
La mayoría de las cosas de la vida las he aprendido de mi hermano. Eduard siempre ha cultivado una mirada muy aguda y actual, especialmente en temas de música, deporte y cultura popular. Por cierto, buena parte de esa mirada se encuentra condensada en el fantástico catálogo de libros de Contra, su proyecto editorial más personal. Hacía tiempo que Eduard me recomendaba el podcast de Bill Simmons “empieza por ahí, es imprescindible y luego, si quieres, hay muchos más”.
Simmons es uno de los periodistas deportivos más influyentes de EEUU. Bostoniano de raza, residente en L.A y curtido en ESPN, es un gran renovador de la narrativa deportiva. Fue el creador de la serie de documentales deportivos “30 for 30”, el ideario de Grantland y de los primeros que vio en el podcast un formato con potencial. Simmons, también conocido como “The Podfather”, fundó en 2016 The Ringer, una web de temática deportiva y cultural con un espectacular catálogo de cerca de 50 podcasts distintos. A principios de este año, Spotify adquirió The Ringer por cerca de 200M$, un movimiento similar a los realizados en 2019 adquiriendo otras players relevantes como Gimlet Media, Anchor o Parcast y destinado a consolidarse como el dominador mundial del entretenimiento de audio.
Era febrero, aún teníamos todos una vida normal…
Y yo iba hacia Bakery como hago habitualmente: escuchando a Bill Simmons. El invitado del día era Bob Iger, el CEO de The Walt Disney Company, que venía a hablar de su afición por Los Angeles Clippers, del panorama audiovisual actual, de la revolución de las plataformas de Streaming y, de paso, de su libro de memorias recién publicado. La conversación me atrapó y antes de llegar a la agencia ya había comprado el libro en Amazon.
El libro de Iger es fascinante. Además de ser la biografía de un tipo de gran éxito, es un espléndido manual de liderazgo, gestión emocional y RRHH. En la primera parte, el autor cuenta su ascensión meteórica pasando de un primer trabajo como hombre del tiempo en una cadena local a presidente de la cadena ABC, a los 43 años de edad. Recorremos la década de los 80 y los 90 en el mundo de la televisión, conocemos las interioridades de una retransmisión global como son los JJOO de Calgary 1988 o las presiones de los ejecutivos de ABC a David Lynch para dar respuesta a uno de los misterios de la década: ¿quién mató a Laura Palmer? La segunda parte se centra en sus años como número 2 de Disney trabajando a las órdenes de Michael Eisner, después de que ABC fuera adquirida. Son años de aprendizaje, tensiones y dificultades. Tener la ambición de ser el número 1 algún día y, al mismo tiempo, ser fiel al organigrama no siempre es fácil. Finalmente, la tercera parte trata sus eléctricos años de mandato y la brutal expansión de Disney con las adquisiciones de Pixar, Marvel, Lucasfilm y 21 Century Fox. La narración de las negociaciones con Steve Jobs, George Lucas o Rupert Murdoch son tan espectaculares y reveladoras que, incluso al más alto nivel, factores tan humanos como la empatía, el respeto y la confianza son elementos clave en la toma de decisiones.
No hace falta dirigir un gran holding mundial para que te resuenen muchos de los aprendizajes que el libro de Bob Iger contiene. La creatividad y la innovación como leitmotivs permanentes, la excelencia, la autoexigencia y la responsabilidad como principios personales irrenunciables, la firmeza, la claridad, la templanza y la ecuanimidad como pautas para afrontar cualquier conflicto y, sobretodo, la autonomía, la empatía y el optimismo como guías de liderazgo de cualquier equipo u organización.
El libro de Iger está perfectamente documentado y comparte múltiples situaciones reales en las que estas competencias marcaron la diferencia. Todo ello, resumido en un anexo para enmarcar y releer permanentemente.
En la parte final del libro, Iger desvela que durante meses estuvo considerando muy seriamente la posibilidad de presentarse, el próximo noviembre, a las elecciones presidenciales de los Estados Unidos como candidato del partido Demócrata. Siempre nos quedará la duda de si lo hubiera conseguido pero, a priori, poder contraponer la visión del mundo de Trump con la de Iger hubiera sido una enriquecedora experiencia para todos en un momento tan complicado como el actual.
Aquella mañana de febrero yo solo esperaba escuchar a Bill Simmons hablar de la última hazaña de Luka Doncic en la NBA y, en cambio, de regalo me llevé un referente y un libro que desde entonces siempre tengo cerca, con unos aprendizajes que intento aplicar, con más o menos acierto, y compartir con mis compañeros de Bakery.